Contra la idolatría

¡Recuerden, hermanos, lo que fue Egipto, caminos oscuros, un destino maldito! No caigan en la trampa de ídolos de piedra, dioses de oro y plata, ¡su adoración es ciega! ¡No dejen a nuestro Dios, no se dejen seducir! Quien a esos falsos va, ¡su vida va a sufrir! Las maldiciones vendrán, la ira caerá, como plantas venenosas, ¡su muerte llegará! Los que nazcan después, verán el triste fin, tierra quemada y muerta, no habrá vida aquí. Como en Sodoma y Gomorra, la destrucción vendrá, por desobediencia, ¡la tristeza reinará! ¡Despierten, pueblo, no adoren lo que no vive! Los ídolos no salvan, ¡su poder no persiste! Adoraron a dioses que nunca les ayudaron, y por eso su enojo, sobre ellos se desataron. Dios guarda secretos, su plan es de amor, mas nos dio mandamientos, su luz y su razón. Que nuestros corazones siempre te busquen a ti, en alabanza y fe, ¡oh Dios, te damos hoy! Oh, Dios eterno, en ti hallamos paz, guía nuestros pasos, que nunca nos falte tu faz. Que en cada decisión, tu luz nos ilumine, y en la obediencia, tu amor nos determine. Te alabamos por tu gracia, por tu gran compasión, en cada mandato, encontramos dirección. Que nuestros corazones siempre te busquen a ti, en doxología eterna, ¡nuestro Dios, aquí está! ¡Amén!